viernes, diciembre 29, 2006

Navidad

Navidad es la oportunidad que teníamos de niños de comer en la misma mesa todos al mismo tiempo.

Era pan de pascua y cola de mono.

A veces navidad fue ropa nueva.

Navidad era el paseo de la Iglesia, donde nos levantábamos a las 6:00 para tomar el bus, que pasaba a buscarnos a las 8:00.

Era ir al Fundo Manco, Calabozo, Chivilingo y Carampangue.

Era dormir bajo la sombra de un árbol.

Era comer ensalada rusa, pollo asado, todo calentado en un fogón.

Era armar el árbol natural, que casi siempre se compraba a última hora el 24.

Navidad fue paseo, comidas juntos, a veces ropa nueva y el sueño de pasar una pascua en paz.

Era ver a mi mamá llegar a las 8 de la noche, cansada desde la feria, a hacer la comida de la noche.

A veces creí en la navidad, sobre todo después de ver algunas películas, la mayoría de las veces no creía mucho.

Eso fue navidad.

¿Que es ahora?

Podría ser cínico y decir que nada, pero no es así. Esa fecha para mi no pasa desapercibida, algo me provoca, tal vez porque me gustaría recuperar las navidades perdidas.

Quizá crea en la navidad, no ahora, pero de verdad estoy dispuesto a hacerlo.

Tal vez tenga que ver más películas.

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jueves, diciembre 21, 2006

QUIEN FUE JUAN PRADO? PARTE IV


Dejamos a Juan Prado en la puerta del Servicio de Registro Civil, casado, por primera vez a los 44 años de edad y con su séptimo hijo en brazos.
En ese momento, Juan tenía a lo menos tres propiedades, dos de las cuales no se sabe exactamente como las había adquirido, la otra, que es la tradicional casa del 401, de la Calle San Alberto, Cerro Obligado, Comuna de Coronel. Esta casa la adquirió simplemente ocupando el terreno. El contaba que encontró un montón de desechos mineros en la intersección de los caminos (en ese entonces era imposible hablar de calles)que subía por el cerro y que con el tiempo serían las calles principales de la población y simplemente emparejó el suelo y construyó una casa encima, además en un pedazo de tabla escribió el primer número que se le ocurrió y que fue 401 y con ese número quedó hasta el día de hoy. Con el tiempo regularizó la situación y esa sería la casa que recuerdo de mi niñez.
Como ya relaté antes, allí conoció a Irene, luego dejó esa casa por mucho tiempo, estuvo en Chillán un par de años (tal como lo conté), luego frente a una Iglesia, en la casa de mi abuelo Rodolfo(la "Corporación", la iglesia más importante que jamás haya tenido Coronel), luego estuvieron en una población llamada "Aroldo Figueroa", cercana a la caleta "Lo Rojas", luego volvieron al cerro, pero no a nuestra casa del 401, sino a una que quedaba una cuadra más arriba, creo que viviendo allí nací yo, en 1975.
Como se ve la estabilidad no era una característica de Juan, por ello no resulta sorprendente, que una vez que se instaló en la casa de San Alberto 401, quizá por el cansancio, tal vez para creer que había cambiado, decidió contra todo lo que pasara en el futuro quedarse para siempre en ese lugar, y así lo hizo, hasta que la enfermedad lo obligó a acudir al hospital y a pasar sus últimos días en casa de hijo Juan. Varias veces se le propuso salir de allí, pero siempre se negó.
Juan Prado comenzó a tener una segunda serie de hijos, esta vez todos serían hombres. Primero el ya mencionado Juan Bautista en 1969, luego Marco Antonio (1970), Nelson Omar (1973) y por último Marcelo Alfonso (1975). Una de las cosas que se le debe reconocer a la pareja es su tino para escoger nombres, le debemos no llamarnos Saturnino o Byron, lo que se agrádese.
La vida fue transcurriendo en el hogar de los Prado Salazar, y también en la casa de la madrina de todos nosotros Rosa Noa Rivera, a quien la pareja conoció de su época de vivir frente a la iglesia "Corporación" y que se transformó en nuestra madrina (de todos menos de Juan, pero para él igual era su madrina, ya que la madrina verdadera era la hermana de mi mamá, Carmen, uno de los peores seres humanos que he conocido, así que no lo culpo). La casa de mi madrina estaba cerca de la playa, así que allí pasábamos largas temporadas.
Juan Prado se dedicó siempre a su negocio, el que estaba instalado en la parte de nuestra casa que daba a la esquina, esa fue su vida los 30 últimos años de su vida, su vida y su vicio, por el que lo sacrifico todo. Nada fue tan importante como su negocio, al que se nos estaba prohibida la entrada.
En cuanto a Irene, ella tenía otra vida, trabajar fuera de casa. Ella siempre trabajo vendiendo en los lugares aislados, en el campo, en una reservación indígena y en la feria de Curanilahue, por lo que se pasaba 3 días a la semana o más fuera de casa, así que quienes de verdad nos criaron fueron mi papá, mi madrina y Elita, que era una especie de nana que vivió muchos años con nosotros.
Juan Prado nos hizo la infancia difícil, y quizá no sea el caso entrar en esos detalles, que por lo demás hoy se han vuelto especialmente dolorosos.
Sin embargo, sí tengo algunos buenos recuerdos de él, en especial cuando íbamos al estadio a ver a Lota Schwager, recuerdo que comiendo un sándwich de queso y un café que él llevaba en un termo, pasé los mejores momentos de mi niñez.
Al terminar de contar esta historia, se me hace necesario resumir y decir que Juan Prado fue un hombre de su tiempo, con una niñez dura, seguramente dañado para siempre, que nos dejó algunas lecciones de lo que debemos hacer y otras acerca de errores que no debemos cometer.
En pocos días más venderemos la casa del 401 de San Alberto, quizá sea el último vestigio de los dolores pasados que desaparecen y la oportunidad para ver un futuro diferente.

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lunes, octubre 09, 2006

Abogados?



Los abogados no gozamos de muy buena fama, eso es algo evidente. Ante esto, cabe preguntarse ¿Por qué no nos quieren?
Una de las explicaciones puede ser las motivaciones de quienes estudian. Cuando decidí estudiar esta carrera, no lo hice por vocación y al poco andar me percaté de que la mayoría tampoco, la falta de vocación podría en algo explicar la mala praxis. Sabido es que quien ama lo que hace, lo hace lo mejor posible, y si en este trabajo eso no ocurre, no es sorpresa encontrar gente descontenta. Afortunadamente hoy para mi las cosas son distintas, ya que me gusta mucho lo que hago.
Abogado y mentiroso se han hecho de alguna manera sinónimos. También es común que se no asocie con malas causas, con defender lo indefendible, con corrupción, con hacer que cualquier cosa, con el argumento adecuado, sea posible. Las malas prácticas por supuesto que no ayudan mucho, pero (y quizá es repetitivo decirlo) éstas no son ajenas a ninguna carrera.
La necesidad de contar con una contraparte para balancear la sociedad, nos conecta casi siempre con la idea de que el derecho no es más que un conjunto de batallas verbales inútiles, que no tienen mucho que ver con la justicia.
Creo que sería necio decir que estos argumentos son enteramente equivocados, ya que reflejan de manera quizá caricaturesca nuestras peores fallas. Es muy difícil convivir con lo peor de la sociedad y esa es la tarea a la que el abogado se enfrenta a diario.
En lo penal, frenar el instinto de venganza natural, tratar de buscar, en lo posible, la verdad, entre la maraña de mentiras que rodean la generalidad de los crímenes, y finalmente, a la hora de enjuiciar, procurar que la sociedad no descargue el total de sus traumas sobre un sólo individuo, sino el castigo sea lo más aproximado a lo justo, son tareas muy complejas. ¿Cómo medir la repuesta adecuada que una sociedad debe aplicar a cualquier clase de desvío de las reglas de convivencia?, ¿A quienes se debe excepcionar de las reglas?, ¿Quienes merecen un trato más duro?, todas son preguntas que no tienen respuesta unánime, sino ciertos criterios, que a menudo (hay que ser honestos), son bastante arbitrarios. Sumado a que se procura aplicar, dentro de lo posible, la razón, a materias en que los participantes (y con toda lógica) sólo ven sus emociones.
Tratar de lograr esto y además, respetando las garantías que requiere un ser humano, enfrentado siempre a lo peor de él, es una dura tarea. Esta es la perpetua lucha en busca de un precario e insatisfactorio balance.
Como dije antes, seria ciego no ver que muchas de las críticas que se nos hacen son grandes verdades. Esto debe movernos a trabajar durísimo para que, seamos un poco más respetados. Es un desafío gigantesco, tratar de que no se nos estigmatice.
Quizá esta despiadada crítica de Jonathan Swift nos ayude a ver mejor el lado oscuro de nosotros mismos. Esto responde Gulliver ante la consulta hecha por un sabio caballo con quien se topa en uno de sus viajes, acerca de quienes administran la ley en nuestra sociedad:
Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. «El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.»Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.»Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión.»Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.»En los procesos de personas acusadas de crímenes contra el Estado, el método es mucho más corto y recomendable: el juez manda primero a sondear la disposición de quienes disfrutan el poder, y luego puede con toda comodidad ahorcar o absolver al criminal, cumpliendo rigurosamente todas las debidas formas legales.»

http://es.wikisource.org/wiki/Los_viajes_de_Gulliver:_Parte_IV,_Capítulo_V

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lunes, septiembre 25, 2006

Nunca Turista, Siempre Viajero


Así se llama un programa conducido por un chef llamado Antony Bourdain. Este genial programa lo dan los miércoles en la noche en Discovery Travels.

Trata de un chef neoyorkino que viaja por todo el mundo, visitando diversos lugares, comiendo y bebiendo todo lo que le pongan en frente. Es un tipo que no tiene reparos en comer desde los platos de última moda en París, hasta chicharrones con pan, en un barrio obrero de Puerto Rico. Al probar la comida de estos lugares, se da el trabajo de conocer lo más profundo del alma de cada nación, la que a mi juicio, se ve reflejada en su cocina.

Si en algo estoy de acuerdo con él es la siguiente reflexión:"Los vegetarianos a ultranza son motivo de permanente irritación para cualquier chef. La vida sin chuletas de ternera, grasa de cerdo, choricitos demi-glacé o queso apestoso no merece ser vivida. Pero estos cabezas duras creen que el cuerpo es un templo que no debe ser contaminado por proteínas animales. Insisten en que sus hábitos son más sanos (aunque, siempre que he trabajado con algún camarero vegetariano, lohe visto derrumbarse al menor asomo de catarro)."
Para mi y para él el cerdo es lo mejor, y si se cocina en su manteca, ideal.
Por último les dejo este comentario, que me hace pensar en lo que disfruto cada vez que voy a la vega chica de Santiago y me engullo un plato de porotos con cuero de cerdo o un caldo de pata de vacuno:

"Después de todo somos ciudadanos del mundo. De un mundo rebosante de bacterias, inocuas y no tanto. ¿Queremos viajar en papamóviles herméticamente sellados a través de las zonas rurales de Francia, México y el Lejano Oriente, comiendo sólo en Hard Rock Cafés y McDonalds? (He ahí un capítulo aparte, que encararé en mi próximo libro.) ¿O estamos dispuestos a arremeter sin temor contra los guisos locales, el humilde regalo sinceramente ofrecido de una cabeza de pescado apenas dorada? Yo sé lo que quiero: probarlo todo por lo menos una vez. Te concederé el beneficio de la duda, Señor Dueño del Puesto de Tamales, Sushi-san, Monsieur Boeuf Cruo. ¿Qué es esa cosa desplumada, colgada del techo, que va tomando olor a lo largo del largo día? Dame un poquito."

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miércoles, julio 19, 2006

QUIEN FUE JUAN PRADO? PARTE III

La última vez que hablamos de él, dejamos a Juan Prado conociendo a Irene en un almacén que Juan tenía en el cerro donde se había instalado. Ambos se gustaron desde el principio, sin embargo en el lado de la familia de Irene no hubo ninguna simpatía por la idea de que la joven tuviera un romance con un hombre 14 años mayor que ella y con 6 hijos. Es así que cada vez Irene demoraba más de la cuenta en las compras del almacén, su hermana que a menudo la iba a ver, se ponía en camino al almacén y sacaba la rastra a su hermana de allí. La mala voluntad hacia Juan era compartida por otros miembros de la familia de Irene, como su padre y su hermano. A Rodolfo, padre de Irene ya me referí en "Los Abuelos", sólo cabe agregar que por supuesto jamás se preocupó de ayudar a Irene, pero si estaba muy pendiente de con quien se casaba o convivía ella.

Después de un tiempo de estos contactos algo furtivos, ambos decidieron convivir, de esta manera primero fueron a vivir a la casa de la mamá de Juan, más tarde se trasladaron a Concepción y para mantenerse trabajaban en la feria de la ciudad. Como las cosas no andaban bien y Juan tenía un espíritu aventurero ordenó a Irene que tomara sus cosas y junto con el hijo de ella Cristian partieron a probar suerte a Chillán.

En esa ciudad se instalaron arrendaron una pieza y comenzaron a trabajar en la feria, hacían berlines y humitas, los que vendían en grandes cantidades con la ayuda de Cristian. Parecía que la estabilidad llegaba a esta pareja. En ese entonces (1967) Irene queda embarazada, sin embargo a principios de 1968 su hijo nace muerto. Se le alvcanza a dar un nombre (Juan de Dios) y es sepultado en Chillán. Tras esto y después de dos años en Chillán, por razones poco no enteramente aclaradas, Juan se aburre también de Chillán, ordena embalar las pertenencias familiares y parten de vuelta a Coronel. Una vez allí, se instalan en una casa que pertenecía a Rodolfo padre de Irene (nunca me he explicado como llegaron a esa casa, tendré que investigarlo), la que quedaba frente a la principal Iglesia Evangélica de Coronel, la "Corporación", la que noche a noche se llenaba con más de quinientos fieles. Este lugar era una buena oportunidad para los negocios, por que ambos comenzaron a hacer berlines nuevamente, los que eran rápidamente consumidos por los hambrientos fieles apenas terminaba el servicio religioso.

En ese entonces ocurre un hecho clave, después de 9 años de haber tenido su primer hijo y un año después de haber perdido a Juan de Dios, Irene queda embarazada de y da a luz al primer hijo de la pareja, el día que van a inscribirlo en el registro civil, Juan sorprende a Irene en la misma oficina del Registro Civil; ha pedido hora para casarse ese mismo día. Corre 1969.

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jueves, junio 22, 2006

LITERATURA

A esta altura, me gustaría hacer un par de comentarios, que no tienen relación con las historias que he venido relatando, sino sólo con uno de mis gustos particulares, esto es los libros. Respecto de mis libros favoritos y para hacer más simple la tarea de escribir (y de leer) es que tal vez el mejor camino será comentar alguno de ellos.

Siempre cuando tengo que recomendar algo para leer se me viene automáticamente a la memoria "Crónicas Marcianas", de Ray Bradbury, libro que he releído más de 10 veces. Bradbury tiene una característica, él no hace ciencia ficción, hace fantasía, agregándole un toque de poesía a sus relatos. Debo confesar que los libros de poemas se me hacen un tanto pesados para leerlos por sí solos, (de hecho sólo he leído completos unos cinco libros de poesía), sin embargo Bradbury deja caer versos que actúan como música insidental del drama que va desarrollándose en sus cuentos. Un ejemplo hermoso de ésto ocurre en su historia "Aunque siga Brillando la Luna", en la que cita un genial poema de Lord Byron, que suena como el mejor blues de los marcianos que se han ido:

"Por tanto nunca más pasearemos hasta altas horas de la noche,

aunque el corazón esté enamorado y aunque siga brillando la luna,

pues la espada gasta la vaina,

y el alma gasta el pecho,

y el corazón debe detenerse, para tomar aliento,

y aunque la noche se hizo para amar,

y el día vuelve demasiado pronto,

nunca más pesearemos a la luz de la luna."

Igual cosa ocurre con uno de los más bellos cuentos, "Yla", en el que la protagonista canta como estribillo de su nueva ilusión:

"brinda por mi con tus ojos y yo te prometeré con los mios, o deja un beso en la copa y yo no pediré vino."

Las historias nos dan un resumen de nuestros mejores reacciones (Encuentro en la noche, Los largos años, el picnic del millón de años), donde los seres humanos ante lo peor sacan lo mejor de sí y uno como que cree de nuevo en la gente. Pero también esta lo más feo de nosotros (Aunque siga brillando la luna, User II, El Marciano, Vendrán Lluvias suaves), y en esos momentos sólo dan ganas de cerrar la puerta de la humanidad por fuera.

Hay momentos en que sentí miedo (La Tercera Expedición) y también dolor, como con las negras nubes que se asoman mientras cae la radiación ("Vendrán Lluvias Suaves", Good bye, blues sky de Pink Floyd le hubiera venido bien a este cuento, ahora que lo pienso) y también tuve tiempo para reírme (Los Hombres de la Tierra).

Este libro es un oasis de belleza, que espero se animen a disfrutarlo.

Al final les dejo un hermoso poema que aparece en el cuento "Vendrán Lluvias Suaves"

Vendrán lluvias suaves y olores de la tierra

y golondrinas que girarán con resplandeciente sonido;
y ranas que en los estanques cantarán durante la noche

y ciruelos de tembloroso blanco;
y petirrojos que vestirán plumas de fuego

y silbarán sus canciones en los alambres de las cercas;
y nadie sabrá que hay guerra, nadie se preocupará del fin de la guerra.
A nadie le importará, ni a los pájaros ni a los árboles,

si la humanidad se destruye totalmente;
y la misma primavera, al despertarse al amanecer,

apenas sabrá que hemos desaparecido.

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viernes, junio 09, 2006

ALGO DE POLÍTICA

De mi paso por la Universidad tengo buenos y malos recuerdos, algunos referidos a temas personales, de los cuales por supuesto no diré nada en estas páginas. Pero de los malos recuerdos destacan aquéllos referidos al llamado "Movimiento Estudiantil". Durante mi estadía en la Facultad hubieron dos tomas, la de 1997, que fue el año en que entré a la U y de la cual no participé mayormente, sin embargo creo que fue el comienzo de la flexibilización del currículum, lo que a la larga se demostró con un buen logro. Pero de a poco mientras los centros de alumnos se sucedían, cada vez me parecía que los discursos eran más iguales, retórica vacía, órdenes de partido, las mismas frases hechas. Al poco tiempo se entiende que a la altura de la Universidad no hay libertad, ya todo está demasiado impregnado de las carreras personales, el ser dirigente estudiantil es la escuela de donde los mismos de siempre sacan a sus nuevos cuadros, esto último quedó desnudo en la toma de 2002, en la que yo participe a lo menos tres días, sin quedarme a dormir, ya que sufro una afección pulmonar crónica y una pulmonía me podía matar.

La cosa comenzó bien, todo bien organizado, en unidad con las otras facultades, parecía que la FECH había comenzado a ponerse a la cabeza de algo bueno al fin, contaba con casi todas las universidades públicas

El martes de la segunda semana se votó por seguir en toma, con la participación más alta que recuerde, más de mil estudiantes o sea el 70% de los matriculados en Derecho. La idea era tratar de influir sobre temas como el crédito, las becas y la LOCE, en especial sobre la acreditación universitaria, me parece que había alguna modificación a la ley marco de las Universidades en discusión.

Recuerdo una asamblea muy concurrida el día jueves de la segunda semana de toma, se hablo de sacar la toma a la calle con movimientos artísticos y cosas que llamaran la atención, pensé sinceramente que algo nuevo venía. Sin embargo, el día viernes en la tarde, estando en mi casa me llegó el rumor de que la toma se bajaba, el día sábado vi en el noticiero de medio día que la toma se había bajado ¿Qué había pasado? Una orden de partido había mandado bajar la toma, así que se llamó por nuestros líderes, vía mail y celular a los conocidos de la directiva el viernes por la noche y se votó el sábado por la mañana, así con menos de 100 votos se acabó la movilización en la escuela y para mi quedó claro que los dirigentes de la escuela de derecho no se mandaban solos y que quienes los mandaban no eran precisamente los alumnos.

Lo que ha pasado con los pingüinos me llena de satisfacción, ellos no salieron cagados por la niñez de todo el que tiene más de 20 años en Chile, no tienen el conformismo idiota de administrador público que infecta a la concertación y que hace que no reclamemos por nada. En cualquier país civilizado el caso que acabo de relatar hubiera implicado colgar a la mesa directiva del árbol más alto de la Facultad, en el nuevo orden de los pingüinos esos dirigentes hubieran aparecido en el zanjón de la aguada con un tiro en la cabeza, en mi generación pusilánime y conformista, hicimos lo más fácil, dar la vuelta y seguir estudiando.

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sábado, abril 29, 2006

Quien fue Juan Prado? Parte II

Juan Prado Viveros comenzó a vivir solo antes de los 20 años, se instaló con una peluquería primero y luego con una zapatería. Allí conoció al primer amor de su vida a quien nunca pudo olvidar, pero de quien ignoro el nombre. Trabajó mucho tiempo así y cuando tenía cerca de 25 años conoció a una mujer llamada María con quien vivió algo más de 10 años, con ella tuvo 6 hijos, además se hizo cargo de otra muchacha que María había tenido. En ese entonces y en busca de tener un ingreso fijo ingreso a trabajar a la mina de Schwager, donde trabajo de albañil, su trabajo consistía en amurallar los tuneles que iba dejando los mineros a medida de que iba penetrando en el interior de la tierra. Ese trabajo era clave, ya que aseguraban los tuneles a medida que los mineros como topos iban penetrando más al fondo de la tierra. Allí aprendió a levantar murallas, lo que le sirvió para construir su casa años más tarde. Esta época de la vida de Juan es muy poco conocida, no hay mayores datos, a él no le gustaba hablar mucho de su vida de entonces, tampoco sus hijos con María dan muchas luces, ya que recuerdan poco, María murió antes que Juan asi que tampoco está esa fuente de información. Lo que se sabe es que cuando Juan tenía cerca de 35 años sufrió una decepción que acabo con su relación con María, además abandonó su trabajo en la mina y enfermó gravemente. Así Juan tomó sus cosas, abandonó su casa, a sus hijos, se tomó un terreno en un cerro semi desierto, donde sólo vivian dos o tres familias, aplanó un montón de piedras y sobre ellas levantó una casa. En ese lugar no había agua potable, ni luz eléctrica, ni calles, sólo una plantación de trigo y una vertiente que bajaba desde la punta de este cerro de curioso nombre, el Cerro Obligado, que se llamaba así porque era paso Obligado de los mineros que venían desde el sur de la ciudad y querían pasar hacia Schwager que quedaba tras el cerro, ya que el lugar por donde años más tarde pasaría el camino hacía Schwager, se cortaba cada vez que subía la marea. Juan puso un almacen y vivió varios años allí, las familias comenzaron a llegar en grandes cantidades a ese lugar, entre ellos llegó una pareja ya mayor María y Gumercindo, esta pareja dio refugio a una joven madre soltera que había pasado innumerables penalidades. Irene (que asi se llamaba esta madre soltera), iba a comprar al almacen de Juan y ...bueno lo que vino es material para la siguiente hsitoria

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jueves, abril 06, 2006

Quien fue Juan Prado? Cap. I


J

Juan Bautista Prado Viveros nació el 2 de agosto de 1925, en Concepción, hijo de Juan Manuel (de quien ya he dicho un par de cosas) y de Hortensia Viveros, a quien no me he referido. Hortensia tuvo a Juan muy joven, tenía catorce años y vivió con Juan Manuel algo así como siete años, hasta que un buen día Juan Manuel se mandó cambiar y no se supo de él por varios años. Juan Prado Viveros empezó a trabajar vendiendo pan para su mamá y así tener que comer, Hortensia lo hacía en un horno de barro y el lo iba a vender a una feria cerca del barrio donde vivía, el que se llamaba "Cósmito". Él también iba a recoger leña y hacía mandados para otras señoras, además recogía carbón mineral que sobraba de las lavadoras de carbón junto con su mamá para luego venderlo o usarlo para la cocina de hierro de la casa. Cuando tuvo algunos años más, Juan se fabricó un lustrín y comenzó a ir a la estación de ferrocarriles de Concepción a lustrar los zapatos de los caballeros. Apenas me puedo imaginar a un niño de tan pocos años, descalzo, con un cajón bajo el brazo, trabajando por unas monedas, sacando brillo a algo que él nunca había tenido: un par de zapatos; así es, Juan Prado Viveros no se compró zapatos sino hasta los catorces años, siempre prefirió comprarle a su mamá, que comprárselos él. Tan sólo después de catorce inviernos se cubrió los pies.

Juan Manuel Prado dejó, además de Juan Bautista, otra hija abandonada, Lucia, menor que Juan Bautista. Vivieron los tres así por un tiempo, seguramente buscando el trabajo de los muelles o para asomarse a vender a la salida de las minas de Schwager, la joven madre soltera Hortensia con su hijo y su hija se mudaron a Coronel, allí siguieron trabajando para mantenerse con muchas dificultades, hasta que apareció un hombre llamado Sergio Salazar con el que Hortensia se casó, Juan Bautista se llevó bien con él, pero ya había cumplido más de 18 años(¿habrá celebrado un cumpleaños?), por lo que se mudó a vivir solo y cambió de ocupación, pusó un pequeño taller para arreglar zapatos. Corría 1943.

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viernes, marzo 03, 2006

ABUELO, TIOS Y PRIMOS MANCHADOS DE NEGRO


Como decía desde pequeño viví con la presencia de la mina sobre Coronel y Lota, mi abuelo Rodolfo (de quien ya he hablado), fue minero primero en Curanilahue y luego en Coronel. Mis tíos y mis primos entraron de jóvenes también a la mina.
De las historias de mi familia, es difícil escoger, casi todas las noches se contaba que algo pasaba en la mina, por ejemplo que los ratones corrían y detrás de ellos tenían que correr los mineros arrancando del gas grisú. Que algún tonto había colocado mal una carga de dinamita y había herido a alguien. En Coronel oía siempre la historia del mineral "El Tesoro", la veta de carbón más pura y rica de toda la mina, pero que no se podía explotar, porque estaba bajo una falla geológica y era imposible afirmar las galerías, siempre se filtraba y habían derrumbes. Según uno de mis once medio hermanos, José Miguel, uno de los últimos mineros, esto se debía a que pasaba bajo un río, una mina podía ir bajo el mar (de hecho por ahí va el pique de Coronel, después de bajar 700 metros hacia el centro de la tierra, se interna algo así como 5 km hacía el mar y la mina de Lota tiene 2.000 metros de profundidad y se interna 15 km. hacia el mar), pero si iba bajo un río no había caso, era imposible de afirmar la galería, siempre se derrumbaba, este fue lo que ocurrió y ese pozo de riqueza, que por años fue también un pozo de muerte, se selló para siempre.
Pero quizá una de las historias que me quedó grabada fue una que leí en un viejo diario, que estaba en la biblioteca municipal y que usamos para una obra de teatro, en que yo actuaba de un viejo guía que se sabía las historias locales. En ese diario leí de "El niño Nieves Velásquez", que por los años 30 del siglo pasado, con algo más de 12 años, trabajaba en la mina de Coronel, de aguador, allí un día iba bajando, él y otros tres compañeros eran los primeros que llegaban a ese turno, de repente se dieron cuenta de que la galería se derrumbaba, a 2.000 metros de profundidad, sin más protección que un casco, con un calor infernal y con el aire que los ahogaba , las rocas caían, no por un temblor, sino por que las vigas cedían, había que correr de vuelta al elevador, pero la reja de éste ya se había cerrado y vuelto a subir a buscar al resto del turno que trabajaba en ese frente, el niño como era más ágil corrió esquivando las piedras, hasta que llegó a dar la alarma, para que el elevador se devolviera, antes de que llegara el después del derrumbe el agua que se filtraba por todos lados, el elevador se devolvió, él saltó adentro y tuvo que cerrar la reja y dar el aviso de subir, justo a tiempo, antes de que llegara el agua, sus compañeros no alcanzaron y murieron, tres más que pasaron a engrosar la larga lista, de los tragados por la tierra. Nieves Velásquez se salvó y siguió trabajando, hasta que, como tantos otros, las peste negra de la silicosis, hizo lo que el agua no pudo hacer.

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viernes, febrero 24, 2006

LOS MINEROS DEL CARBÓN


Hablar de los mineros del carbón es hablar de miles de personas que hicieron sus vidas, al lado de las minas de Schwager y Lota. Recuerdo que incluso el comercio se organizaba de acuerdo a los turnos, que todo el mundo se sabía, el de las 8:00 am, 16.00 y las 24:00. Uno también identificaba los buses que los pasaban a recoger y a los mineros también uno los reconocía por la rapa y por el rostro y en especial, por las manos, las manos eran ásperas y con los dedos entintados, todos tenían los típicos manchones de la sangre coagulada, producto de las piedras que de vez en cuando los golpeaban. Los mineros marcaron toda la zona (que por eso se llama aun la "zona del carbón"), el equipo de fútbol de Coronel y Lota tiene una lámpara de las que usaban los mineros en el escudo, la comida era de preferencia caliente y condimentada, para reponerse de los esfuerzos y las dos ciudades están tapizadas de bares y botillerías, para que los mineros olviden el dolor de la silicosis y la pobreza.

El medio principal de calefacción en la zona, aun sigue siendo el carbón mineral, mucha gente todavía trabaja en minerales artesanales llamados pirquenes, donde sacan pequeñas cantidades de carbón que venden a las dueñas de casa, ese es un trabajo de lo más peligroso, muchos pirquineros han encontrado muertes horribles por derrumbes o galerías inundadas de agua, o ahogados por bolsones de gas grisú.

Bueno esto es acerca de los mineros, más bien para presentarlos, más adelante, les contaré historias de mineros.

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jueves, febrero 16, 2006

EN EL VERANO


Cuando estaba en primero medio, conocí a un muchacho del barrio, de mi edad, o sea 18 años en esa fecha, se llamaba Esteban y era pescador, más bien, buzo artesanal. Fue varias veces a la casa a invitarme una cerveza y a conversar.
Era un tipo muy simpático, pero a mi me daba mucha pena que tuviera que trabajar en algo tan riesgoso. Una de las últimas conversaciones que tuvimos fue en el verano de 1994, yo le pregunté si no le daba miedo su trabajo, yo lo encontraba de lo más peligroso, él me decía que al principio sì, pero ya después no pensaba mucho en eso, sólo algo cuando le zumbaban los oídos al subir repentinamente a la superficie. Me decía que su sueño era algún día quería dejar ese trabajo y poner un restaurante.
Luego se acabó el verano, así que lo dejé de ver.
Un día escuchamos que había naufragado una lancha en la que iba Esteban, su hermano, su prima y su hija y un tío.
Algo así como un mes después, encontraron a la prima y su hijo, en las redes de un barco pesquero, a los demás nunca los encontraron.
Todos los días por espacio de tres meses vi pasar a la mamá de Esteban, por frente de mi casa, hacia un mirador que había en el Cerro donde vivíamos, para ver como llegaban los barcos a la bahía y si traían alguna noticia de sus hijos.
Yo no fui a ese funeral, nunca me gustaron los funerales, pero siempre que miraba el mar, me acordaba del bar que tanto quería tener Esteban, quizá algún día tenga uno y le ponga "El Rincón del Pescador".

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viernes, febrero 10, 2006

SEGUNDO PARENTESIS: ABUELOS

Uno de mis abuelos se llamaba Juan Manuel, era originario de Chillán, media un metro y ochenta centímetros, de ojos azules y pelo rubio. En su juventud fue comunista, trabajó en una mina de carbón, luego (no sé con que estudios) trabajó como una especie de curandero, practicante les decían en esos tiempos. En ese entonces (1925) conoció a mi Hortensia, que tenía 14 años y tuvo un hijo con ella, le puso Juan Bautista y casi enseguida lo abandonó (Años más tarde, Juan Bautista haría lo mismo con su primera mujer, tuvo 6 hijos con ella, la abandonó en circunstancias no aclaradas y se juntaría con otra mujer mucho más joven que él, con ella tendría 4 hijos, el último de ellos, yo, pero esa es otra historia). Luego cuando Gabriel González Videla promulgó la ley de defensa de la democracia, escapó por los campos, hasta que la persecución se apaciguó, y se estableció en Lota. En esta ciudad se hizo pastor evangélico, estableció una especie de consultorio naturista y le enseñó algo de esos conocimientos a su hijo. Aparte de eso, no le dejó nada más, como papá fue, por lo tanto un desastre. Murió en 1977, y no sé si alguien lo haya llorado.
El otro abuelo se llamaba Rodolfo, fue minero del carbón en Curanilahue, su ciudad natal, alcohólico, mal padre, no creo que siendo alcohólico se pueda ser buen padre. Se casó con una joven llamada Emelina, que ya tenía una hija (Carmen), con ella tuvo 5 hijos, Rubén, Sergio, Irene, Gricelda y Rodolfo. Mi abuela murió a los 34 años, dejando a todos desamparados, mi mamá, que se llama Irene, tenía 7 años y debió hacerse cargo de la casa, en especial de su hermano menor que tenía como dos años. Para que se hagan una idea de como era este viejo, un día mi mamá le estaba lavando los pies a su hermano menor, quien se puso a llorar, mi abuelo medio curado, estaba comiendo una pata de vacuno y creyendo que mi mamá le estaba pegando a Rodolfo, le lanzó el hueso de la pata en la cabeza, mi mamá se dio tres vueltas por la habitación y cayó inconciente. La tomó y la llevó al hospital, nunca la habían pasado por el Registro Civil, así que tuvo que inscribirla ahí mismo, le puso Irene Salazar, sin segundo apellido, desde entonces mi mamá ha sufrido de dolores de cabeza y todo el mundo creyó que mi mamá era hija natural.
Este personaje después de muchos años, dejo de tomar (al menos eso creo), entró a una Iglesia Evangélica y murió como un respetable anciano, un ejemplo para la comunidad.
Yo lo conocí, lo recuerdo calvo, con una nariz ganchuda, flaco y sin nada de cariño, sólo un viejo frío y seco.

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viernes, febrero 03, 2006

PRIMER DESPERTAR

A los 14 años intenté volver a estudiar, en una escuela vespertina, sin embargo el director me rechazó por ser muy menor, dijo que podía ir al sistema normal. Yo no quise, a esa altura debía integrarme a tercero básico y con esa edad simplemente me daba vergüenza. Dos años después volví a la carga, pero me tropecé con un gran problema, cuando intenté matricularme le pedí ayuda a un tipo, para que fuera mi apoderado, el animal me perdió mis papeles. Traté de recuperarlos en mi escuela, pero la habían cerrado y los papeles los mandaron a la oficina del ministerio de educación en la Región, por lo que tuve que ir a recuperarlos.

Finalmente los recuperé y los presenté en la escuela, el director me hizo una entrevista y una pequeña prueba de diagnóstico, con lo que determinó hacerme rendir exámenes de validación de estudios. Serían cuatro pruebas de Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Matemáticas y Castellano, si las aprobaba quedaría con sexto básico aprobado. Aprobé.

Así quede habilitado para hacer séptimo y octavo en un año, pero el director no me quería matricular por que estaba fuera de plazo y si me dejaba no le iban a dar subvención por mí. Para convencerlo, camina 20 minutos todos los días hasta la escuela y jugaba un partido de ajedrez con él. Al final me admitió y terminé el año saltando de 2 básico a 1° medio.

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jueves, febrero 02, 2006

TERCER SUEÑO

Mi vida académica ha sido de lo más accidentada, de hecho hay períodos de colegio que no recuerdo bien o que se me mezclan. La verdad es que era frecuente que me pusieran en el colegio y me retiraran a mitad de año, por problemas de salud y de clima. Estuve en esa situación a lo menos tres o cuatro veces, entre los siete y los diez años, a esa altura, había logrado la hazaña de llegar a tercero básico, pero me retiré nuevamente por problemas de salud y me dio vergüenza volví al año siguiente con la edad que tenía. Así pasaron los años, entre que iba a trabajar a la feria con mi mamá, al campo, vagaba en las tardes por Coronel, sacaba pescado en la playa y estuve un tiempo yendo a la casa de mi tío.

Esto último merece párrafo, él era pastor evangélico y tenía unos comedores, que mantenía con ayuda de una fundación, ahí la pasaba de lo mejor, llegaba como a las 11.00 am, ayudaba a limpiar y a servir, también comía, y tenía varios amigos. El camino para llegar a los comedores también era hermoso, se trataba de una vega, es decir un prado grande y verde con animales y algunos árboles. De vuelta me gustaba quedarme durmiendo siesta bajo un árbol y llegaba como a las 6 de la tarde a mi casa, sólo para la once.

En ese entonces me comenzó a gustar una de las cocineras, se llamaba Elizabeth, creo que la recuerdo más linda de lo que era, supongo que pasa con el primer amor. La historia fue corta, ella era un poco mayor, por lo que creí que no tenía ninguna posibilidad, al final dejé de ir a los comedores, los que además fueron cerrados ese mismo año, por falta de fondos. A Elizabeth sólo la vi una vez más, años después quise saber de ella, tuve la mala idea de preguntar; me dijeron que un camionero la había embarazado y la había abandonado; mejor me hubiera quedado con el recuerdo.

En eso yo ya tenía 16 años y debía volver a estudiar.

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sábado, enero 28, 2006

PARENTESIS I:EL BISABUELO

De mi familia es difícil reconstruir una historia coherente, la verdad es que sólo sé historias aisladas. Un buen ejemplo de esas historias es la de mi bisabuelo materno, Emeregildo, vivió en la primera mitad del siglo XX, en la zona de Lebu octava región de Chile. Mi mamá vivía en Curanilahue, una ciudad minera, allí vivía con mi abuelo y mis tíos, creo que eran como cinco personas, mi abuela falleció cuando ella era muy pequeña, tenía algo así 7 como años. El caso es que mi bisabuelo iba de vez en cuando al pueblo, ya que él vivía en una zona de campo, con su esposa y un par de sus hijas. Mi mamá recuerda que les llevaba papas, aji y algas que recogía en la costa, además de pan amasado hecho por mi bisabuela.

Mi bisabuelo tenía problemas con la bebida, lo que era normal en esa zona, con el invierno y sin mucho que hacer más que trabajar. Si embargo no era su único vicio, le gustaban las peleas de gallos, y además era gallero, o sea criaba gallos de pelea. Su afición por este cruel deporte le hizo perder más que un par de apuestas, ya que un día uno de sus gallos lo atacó y le sacó un ojo. El gallo, por supuesto, terminó en la cazuela.

Quizá es lo mejor que le pudo haber pasado a la pobre ave, lo creo por lo que le ocurrió a mi tía abuela María. Ella era mucho más joven que mi abuelo, mi bisabuelo la quiso casar con un hombre más viejo que ella, ella no quería; le gustaba otro, el Juan, a quien veía a escondidas. Un buen día mi abuelo se enteró de esa relación y le dio una paliza y la amenazó con más para el caso de que no aceptara, por eso ella finalmente dijo que si. Pero lo dijo de la boca hacia afuera, ya que un par de noches después desapareció. La buscaron por todos lados, toda la familia, recorrieron montañas, valles y ríos hasta llegar al mar. Unos tres días más tarde de su huída finalmente la encontraron, en un riachuelo, al fondo de una quebrada, estaba muerta, medio destrozada. Nadie sabe como murió, pero es probable que se haya suicidado o bien que trató de escapar y falló en el intento, lo que era previsible, ya que era una niña de 17 años.

Mi bisabuelo nunca dio muestra de arrepentirse, mi bisabuela no hizo nada, ella prácticamente no existía (de hecho acabo de darme cuenta que no la había nombrado), sólo le decía sí a todo lo que él hacía y se mantenía con la boca cerrada, además jamás salía de su casa.

Afortunadamente algunas cosas cambian.

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domingo, enero 22, 2006

Segundo sueño

No siempre trabajamos en la feria, a veces trabajábamos en casa. Así una vez nos quedamos toda una noche, haciendo humitas (para los que no saben, son una especie de pastel de choclo o mazorcas, que se cocina envueltas en la misma hoja de la mazorca). Esa noche la recuerdo en especial, porque fue un trabajo agotador. Debíamos entregar 800 humitas al otro día, por lo que comenzamos a trabajar como a las 9 de la noche, moliendo el maíz con dos molinos que usaban nuestra propia fuerza. Seguimos así toda la noche, me tome un café con coca-cola y eso me ayudó a estar despierto toda la noche, llenando las humitas, cociéndolas en cacerolas, hasta que como a las 10 am terminamos la última entrega.
Después no quise dormir, me fui donde mi tío (que era pastor evangélico), él tenía unos comedores en que les daba almuerzo a niños de su población y a mi me gustaba ir a ayudar y bueno, porque además me gustaba una de las niñas que cocinaba. Creo que volví a eso de las 2 de la tarde, entré a la casa, me desplomé sobre un sillón y dormí hasta después de las 9 pm, cuando me despertaron para comer y después seguí durmiendo.

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sábado, enero 21, 2006

Primer Sueño

Veamos, hace unos años, cuando vivía en Coronel, Octava Región de Chile, mi mamá iba a el campo el día lunes de cada semana, llevaba pescado y lo cambiaba por legumbres, fruta, vino y otras cosas que vendíamos en la feria libre de Curanilahue, ciudad que queda a unos 35 km al sur de Coronel. Ahí iba mi mamá con mi papá, y yo, siempre que no lloviera demasiado (era mejor ir, que quedarse en casa, otro día les cuento porque). Llegaba el día miércoles, cansada, así que apenas la veíamos. El día jueves preparábamos las cosas para partir el viernes de madrugada, recuerdo que muchas veces ocupamos la mesa del comedor para limpiar porotos (imagínense en la mesa del comedor, limpiando porotos¡), los envasábamos en bolsas de un kilo, preparábamos las demás cosas que vendíamos, como pescado seco o avellanas y a veces algo de comida, para el otro día. En esos años (no me harán decir cuanto tiempo hacia atrás), los caminos no eran los de ahora, así que yo mi papá y mi mamá nos teníamos que levantar a las 6:00 am o a veces más temprano, para salir a tomar la micro. El clima allá es frío, en invierno llueve a cántaros y además, está a la orilla del mar, rodeado de bosques de pinos por lo que es muy húmedo. Luego demorábamos algo así como una hora y media para llegar a Curanilahue, armábamos el puesto, poníamos una carpa, para la lluvia o el sol y trabajábamos todo el día, hasta que como a las 7:00 pm guardábamos nuestras cosas y tomábamos la micro de vuelta. Muchas veces, yo me empleaba para otros puestos y así ganaba algo de dinero para mi, incluso varios veranos vendí helados, como chocopandero. Esta era nuestra vida, dura, pero también entretenida.

Luego de mucho tiempo, me vine a Santiago, estudié derecho....y bueno, esa es otra historia.

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