De mi familia es difícil reconstruir una historia coherente, la verdad es que sólo sé historias aisladas. Un buen ejemplo de esas historias es la de mi bisabuelo materno, Emeregildo, vivió en la primera mitad del siglo XX, en la zona de Lebu octava región de Chile. Mi mamá vivía en Curanilahue, una ciudad minera, allí vivía con mi abuelo y mis tíos, creo que eran como cinco personas, mi abuela falleció cuando ella era muy pequeña, tenía algo así 7 como años. El caso es que mi bisabuelo iba de vez en cuando al pueblo, ya que él vivía en una zona de campo, con su esposa y un par de sus hijas. Mi mamá recuerda que les llevaba papas, aji y algas que recogía en la costa, además de pan amasado hecho por mi bisabuela.
Mi bisabuelo tenía problemas con la bebida, lo que era normal en esa zona, con el invierno y sin mucho que hacer más que trabajar. Si embargo no era su único vicio, le gustaban las peleas de gallos, y además era gallero, o sea criaba gallos de pelea. Su afición por este cruel deporte le hizo perder más que un par de apuestas, ya que un día uno de sus gallos lo atacó y le sacó un ojo. El gallo, por supuesto, terminó en la cazuela.
Quizá es lo mejor que le pudo haber pasado a la pobre ave, lo creo por lo que le ocurrió a mi tía abuela María. Ella era mucho más joven que mi abuelo, mi bisabuelo la quiso casar con un hombre más viejo que ella, ella no quería; le gustaba otro, el Juan, a quien veía a escondidas. Un buen día mi abuelo se enteró de esa relación y le dio una paliza y la amenazó con más para el caso de que no aceptara, por eso ella finalmente dijo que si. Pero lo dijo de la boca hacia afuera, ya que un par de noches después desapareció. La buscaron por todos lados, toda la familia, recorrieron montañas, valles y ríos hasta llegar al mar. Unos tres días más tarde de su huída finalmente la encontraron, en un riachuelo, al fondo de una quebrada, estaba muerta, medio destrozada. Nadie sabe como murió, pero es probable que se haya suicidado o bien que trató de escapar y falló en el intento, lo que era previsible, ya que era una niña de 17 años.
Mi bisabuelo nunca dio muestra de arrepentirse, mi bisabuela no hizo nada, ella prácticamente no existía (de hecho acabo de darme cuenta que no la había nombrado), sólo le decía sí a todo lo que él hacía y se mantenía con la boca cerrada, además jamás salía de su casa.
Afortunadamente algunas cosas cambian.
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