jueves, febrero 16, 2006

EN EL VERANO

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Cuando estaba en primero medio, conocí a un muchacho del barrio, de mi edad, o sea 18 años en esa fecha, se llamaba Esteban y era pescador, más bien, buzo artesanal. Fue varias veces a la casa a invitarme una cerveza y a conversar.
Era un tipo muy simpático, pero a mi me daba mucha pena que tuviera que trabajar en algo tan riesgoso. Una de las últimas conversaciones que tuvimos fue en el verano de 1994, yo le pregunté si no le daba miedo su trabajo, yo lo encontraba de lo más peligroso, él me decía que al principio sì, pero ya después no pensaba mucho en eso, sólo algo cuando le zumbaban los oídos al subir repentinamente a la superficie. Me decía que su sueño era algún día quería dejar ese trabajo y poner un restaurante.
Luego se acabó el verano, así que lo dejé de ver.
Un día escuchamos que había naufragado una lancha en la que iba Esteban, su hermano, su prima y su hija y un tío.
Algo así como un mes después, encontraron a la prima y su hijo, en las redes de un barco pesquero, a los demás nunca los encontraron.
Todos los días por espacio de tres meses vi pasar a la mamá de Esteban, por frente de mi casa, hacia un mirador que había en el Cerro donde vivíamos, para ver como llegaban los barcos a la bahía y si traían alguna noticia de sus hijos.
Yo no fui a ese funeral, nunca me gustaron los funerales, pero siempre que miraba el mar, me acordaba del bar que tanto quería tener Esteban, quizá algún día tenga uno y le ponga "El Rincón del Pescador".

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