En estos días ha caído en mis manos un libro que he tratado de encontrar hace mucho tiempo, es del sociólogo alemán Max Weber, el título es bien simpático "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". Además de este libro he encontrado profusas referencias a la cultura protestante en todo lo que he leído acerca del common law y que he usado para preparar las clases a que he aludido en los post anteriores. Ahora bien, el tema es de particular interés para mi, porque yo he sido protestante buena parte de mi vida.
De este punto de vista quiero hacer un par de comentarios previos a leer este libro, ya que intuitivamente considero que el protestantismo que se describe en él debe ser bastante diferente del que me ha tocado vivir. La cultura chilena es de fondo católica, por lo tanto, creo que rasgos del catolicismo se manifiestan también en el común de los fieles de las iglesias evangélicas.
Las iglesias protestante en mi experiencia requiere de un alto grado de compromiso por parte de sus fieles, la vida del fiel de una iglesia de esta clase está marcada por su religión, desde realizar una oración por la comida, hasta los paseos de fin de año. Recuerdo que para las fiestas de navidad o año nuevo se realizaba un paseo masivo, se organizaba la comunidad entera, se rentaban buses y se buscaba un lugar donde realizar un día de campo para más de 100 personas. Esta clase de actividades, además de las visitas a las casas para realizar oraciones, los servicios diarios, agrupaciones de jóvenes y de mujeres (las hermanas Dorcas), hacen que la religión no sea sólo un ritual que se ocupa de los momentos difíciles de las personas, sino que es parte de la vida diaria.
La conversión de las personas afecta su vida, ya que se adscribe a un sistema de vida (Lutero hablaba de la religión como un estado mental). Un converso debe cambiar su forma de vivir, casi siempre, en el caso de Coronel que es una zona con altos niveles de alcoholismo y pobreza, los nuevos fieles son personas con problemas personales o con la bebida y las drogas, las que se dejan atrás por obra de una "transformación personal". En este punto es recurrente evocar la imagen de la conversión del apóstol Pablo camino a Damasco, lo que causa una gran impresión en quienes reciben el mensaje. Cada converso debe buscar un trabajo y mantenerse sobrio, una señal de conversión es el cambio de hábitos y la mejora en las condiciones de vida producto de esos cambios personales. Así un buen cristiano será fiel a su comunidad, no dirá groserías, no irá a fiestas, será sobrio, educado y trabajador. Su progreso y el recuperar a su familia serán las bendiciones de Dios para su buen comportamiento.
La fe se vive con entusiasmo en el Templo con música alegre, en un servicio religioso informal, con poca ritualidad. En esta reunión lo central será el "mensaje", es decir una lectura de la Biblia, con su comentario e interpretación para ayuda del común de los fieles. Esta interpretación no es auténtica e indiscutible, pero tendrá el peso del prestigio del "Hermano" o Pastor que la haya hecho. Mientras más baja es la extracción de los fieles, más confianza y fe hay en el pastor, lo que quizá se confunda con la forma de ver al sacerdote en la fe católica, es decir como la última autoridad y mediador con Dios, el fiel verá a su pastor como un reflejo de Dios que le habla a sus fieles.
En los círculos protestantes más cultos, la importancia del servicio religioso (el "culto") es básicamente el reunirse y homenajear a Dios y reforzar los lazos de la comunidad, pero lo fundamental está en las sesiones de estudio en las que se reúnen para discutir temas de teología. Los días domingo se produce la "Escuela Dominical", en la que deben estar presentes todos los fieles, los que se reúnen por grupos, niños, jóvenes, mujeres y padres de familia. En estas sesiones discuten diferentes temas y se intercambian opiniones. Pienso que esta apertura a la discusión, sumado a la desacralización de los líderes es lo que promueve las frecuentes divisiones de las iglesias evangélicas, lo que puede ser visto como debilidad, pero a la vez es un signo de vitalidad, ya que existe la posibilidad de que quien se separa de la iglesia madre, funde otra y conquiste nuevos fieles.
Estos son más o menos los rasgos distintivos del ser protestante, con múltiples variables entre las decenas de denominaciones existentes en nuestro país. Me hago cargo que este cuadro es bastante incompleto, pero me atrevería a decir que es cercano al "deber" ser de un protestante promedio, en una iglesia media, más o menos tradicional de Chile.
Se aceptan comentarios y sugerencias.
De este punto de vista quiero hacer un par de comentarios previos a leer este libro, ya que intuitivamente considero que el protestantismo que se describe en él debe ser bastante diferente del que me ha tocado vivir. La cultura chilena es de fondo católica, por lo tanto, creo que rasgos del catolicismo se manifiestan también en el común de los fieles de las iglesias evangélicas.
Las iglesias protestante en mi experiencia requiere de un alto grado de compromiso por parte de sus fieles, la vida del fiel de una iglesia de esta clase está marcada por su religión, desde realizar una oración por la comida, hasta los paseos de fin de año. Recuerdo que para las fiestas de navidad o año nuevo se realizaba un paseo masivo, se organizaba la comunidad entera, se rentaban buses y se buscaba un lugar donde realizar un día de campo para más de 100 personas. Esta clase de actividades, además de las visitas a las casas para realizar oraciones, los servicios diarios, agrupaciones de jóvenes y de mujeres (las hermanas Dorcas), hacen que la religión no sea sólo un ritual que se ocupa de los momentos difíciles de las personas, sino que es parte de la vida diaria.
La conversión de las personas afecta su vida, ya que se adscribe a un sistema de vida (Lutero hablaba de la religión como un estado mental). Un converso debe cambiar su forma de vivir, casi siempre, en el caso de Coronel que es una zona con altos niveles de alcoholismo y pobreza, los nuevos fieles son personas con problemas personales o con la bebida y las drogas, las que se dejan atrás por obra de una "transformación personal". En este punto es recurrente evocar la imagen de la conversión del apóstol Pablo camino a Damasco, lo que causa una gran impresión en quienes reciben el mensaje. Cada converso debe buscar un trabajo y mantenerse sobrio, una señal de conversión es el cambio de hábitos y la mejora en las condiciones de vida producto de esos cambios personales. Así un buen cristiano será fiel a su comunidad, no dirá groserías, no irá a fiestas, será sobrio, educado y trabajador. Su progreso y el recuperar a su familia serán las bendiciones de Dios para su buen comportamiento.
La fe se vive con entusiasmo en el Templo con música alegre, en un servicio religioso informal, con poca ritualidad. En esta reunión lo central será el "mensaje", es decir una lectura de la Biblia, con su comentario e interpretación para ayuda del común de los fieles. Esta interpretación no es auténtica e indiscutible, pero tendrá el peso del prestigio del "Hermano" o Pastor que la haya hecho. Mientras más baja es la extracción de los fieles, más confianza y fe hay en el pastor, lo que quizá se confunda con la forma de ver al sacerdote en la fe católica, es decir como la última autoridad y mediador con Dios, el fiel verá a su pastor como un reflejo de Dios que le habla a sus fieles.
En los círculos protestantes más cultos, la importancia del servicio religioso (el "culto") es básicamente el reunirse y homenajear a Dios y reforzar los lazos de la comunidad, pero lo fundamental está en las sesiones de estudio en las que se reúnen para discutir temas de teología. Los días domingo se produce la "Escuela Dominical", en la que deben estar presentes todos los fieles, los que se reúnen por grupos, niños, jóvenes, mujeres y padres de familia. En estas sesiones discuten diferentes temas y se intercambian opiniones. Pienso que esta apertura a la discusión, sumado a la desacralización de los líderes es lo que promueve las frecuentes divisiones de las iglesias evangélicas, lo que puede ser visto como debilidad, pero a la vez es un signo de vitalidad, ya que existe la posibilidad de que quien se separa de la iglesia madre, funde otra y conquiste nuevos fieles.
Estos son más o menos los rasgos distintivos del ser protestante, con múltiples variables entre las decenas de denominaciones existentes en nuestro país. Me hago cargo que este cuadro es bastante incompleto, pero me atrevería a decir que es cercano al "deber" ser de un protestante promedio, en una iglesia media, más o menos tradicional de Chile.
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