miércoles, septiembre 05, 2007

LOS PROTESTANTES II

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Mientras avanzo en mi lectura de Max Weber y su interesante libro "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", preparo unas clases acerca de análisis económico del derecho y procuro terminar de corregir mi memoria, había resistido la tentación de escribir algo más sobre un tema que ya había abordado en un post anterior, esto es la cultura y el mundo protestante. La razón de esta negativa, era que quería terminar de cumplir mis obligaciones y además pensaba terminar el libro de Weber para tener una visión un poco más amplia. Como ven, me venció la tentación y voy a escribir brevemente acerca de algunos fundamentos teológicos del protestantismo que lo diferencian del catolicismo, tema que no creo poder agotar en un sólo post. Siempre he escuchado que los catolicos y protestante no se diferencian mayormente. Creo que con la entrada en la que ya describí algo de la cultura protestante, he podido comenzar a desvirtuar tal afirmación. Ahora trataré de dar ciertas luces sobre el problema propiamente teológico.
La mayoría de las personas sabe que los protestante nacen como una respuesta a ciertos vicios que se dieron en la iglesia católica de finales del siglo XV y XVI y que no son el primer intento refomista, ya que antes estuvieron los cátaros y husitas. No agotaré al lector con referencias a esta historia, aunque si señalaré que la crisis de la Iglesia había madurado al amparo de papas de dudosa categoría moral (Alejandro VI Borgia o Julio II, el papa guerrero), por lo que históricamente la época estaba propicia para esta clase de movimientos. En este ambiente surge un monje ya maduro llamado Martín Lutero quien con sus célebres "95 proposiciones" inicia la era protestante.
Me parece relevante citar dos documentos muy importntes para la reforma, y que señalan como artículos de fe algunas cosas que son unánimes para todas las iglesias protestantes, ellos son las las ya mencionadas 95 proposiciones de Martín Lutero de 1517 y "La Confesión de Augsburgo" de 1530. Las 95 proposiciones o tesis de Lutero, son como ya se ha dicho, la primera mecha del movimiento reformado y en lo inmediato surgen como una respuesta al tráfico de indulgencias (perdón de pecados previo pago de una suma de dinero), que se venía dando en la Alemania a instancias del Vaticano. Este documento encadenará una serie de reacciones que llamamos "La Reforma" y que cambiara la historia religiosa y cultural de occidente. En sus proposiciones Lutero refleja algunas de las ideas fundamentales en torno a las que gira buena parte de la doctrina protestante. En sus primeras dos proposiciones señala "1.- Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.2.- Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes." Como se ve el protestante ve a la conversión como forma de vida y como estado interior, la penitencia se vive desde dentro independiente de los signos externos. A continuación el mismo texto niega al Papa la facultad de absolver pecados, y señala al afecto: "
El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente." Esto echa por tierra la necesidad del sacramento de la confesión y quita de en medio cualquier mediación que pueda interponerse entre el creyente y Dios. Las 95 proposiciones fueron violentamente rechazadas por el Vaticano y Lutero se vio envuelto en un movimiento que el nunca imaginó liderar, al verse obligado a defender sus tesis.
La "Confesión de Augsburgo" constituye la primera exposición oficial de los principios del Protestantismo, y fue redactada en 1530 por Philip Melanchthon, uno de los más cercanos colaboradores de Lutero para ser presentada en la Dieta de Augsburgo (ciudad del Sacro Imperio Romano) ante la presencia del emperador Carlos V, como apología del naciente movimiento. De los diversos puntos destacables de este documento tenemos que su capitulo IV habla de la justificación y señala: "Además, se enseña que no podemos lograr el perdón y la justicia delante de Dios por nuestro mérito, obra y satisfacción, sino que obtenemos el perdón del pecado y llegamos a ser justos delante de Dios por gracia, por causa de Cristo mediante la fe, si creemos que Cristo padeció por nosotros y que por su causa se nos perdona el pecado y se nos conceden la justicia y la vida eterna. Pues Dios ha de considerar e imputar esta fe como justicia delante de sí mismo, como San Pablo dice a los Romanos en los capítulos 3 y 4.Enseñamos también que no podemos obtener el perdón de los pecados y la justicia delante de Dios por nuestro propio mérito, por nuestras obras o por nuestra propia fuerza, sino que obtenemos el perdón de los pecados y la justificación por pura gracia por medio de Jesucristo y la fe. Pues creemos que Jesucristo ha sufrido por nosotros y que gracias a Él nos son dadas la Justicia y la vida eterna. Dios quiere que esta fe nos sea imputada por justicia delante de Él como lo explica pablo en los capítulos 3 y 4 de la carta a los Romanos." En otros términos sólo hay salvación por la fe, no por buenas obras, estas sólo sirven como fruto que refleja el cambio interior, en otros términos, las buenas obras no hacen bueno al hombre, sino que el buen hombre hace buenas obras. Esta idea se reitera en el punto XX de este documento, el que señala:"...nuestras obras no tienen el poder de reconciliarnos con Dios o merecer el perdón de los pecados, la gracia o la justificación, sino que esto se obra únicamente por la fe; ya que creemos que nuestros pecados han sido perdonados a causa de Cristo quien es el mediador para reconciliar al padre con nosotros (1 tim. 2,5). Aquel que se imagina que puede merecer la gracia, desprecia el mérito y la gracia de Cristo; busca un camino por sí solo para llegar a Dios sin Cristo, cosa contraria al Evangelio." Finalmente para concluir esta nota introductoria acerca de los rasgos diferenciadores de la teología protestante y la católica tenemos el papel de los santos en la liturgia de ambas culturas cristianas, en el punto XXI se señala: "Con respecto al culto a los santos enseñamos que se puede proponer la memoria de los santos a los fieles de manera que imitemos su fe y obras de acuerdo a la propia vocación, como el Emperador puede seguir el ejemplo de David para hacer la guerra al Turco y alejarlo de sus dominios, ya que los dos son reyes. Pero la Escritura no enseña que se deba invocar a los santos, pedir su ayuda e intercesión, ya que tenemos a Cristo como único mediador, propiciador, Sumo Sacerdote e Intercesor. Él debe ser invocado y nos ha prometido escuchar nuestra oración. Y este es el culto más excelente de todos y consiste en buscar a Cristo e invocarlo del fondo del corazón con todas nuestras fuerzas y nuestros deseos. San Juan lo dice así: "Si alguno ha pecado, tenemos un abogado junto al Padre, Jesucristo el justo" 1 Jn. 2, 1." Así de los rasgos característicos del protestantismo reflejados en el pensamiento de su fundadores, la primera es la conversión como estado permanente del cristiano, la segunda la negación de toda mediación entre el fiel y Dios, en tercer lugar la fe como única forma de justificación del hombre y finalmente la exclusión del culto a los santos.
A estas cuatro caracteristicas podemos agregar la idea de que la Iglesia es una comunidad de los practicantes, sin importar a que comunidad o que forma de organización tengan; la no creencia en el purgatorio y con ello la eliminación de los ritos post mortem; y la fe en el estudio individual de la biblia, sin mediación de interpretación del sacerdote o la iglesia (una de las primeras obras emprendidas por Lutero fue traducir la Biblia al alemán, ya que hasta entonces sólo se leía en latín).
Espero aclarar otros puntos en el futuro y sobre todo tocar las diferentes corrientes de la religión protestante, es decir calvinismo y luteranismo y si las ganas dan alguna otra más.

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