A veces te ilusionas en que no se note, tal vez esperas que pase el día y quieras describir un perfecto circulo, pero en verdad estás lejos de ello. Más bien, todo aquello en lo que se puede resumir tu vida, es los deseos incompletos, un montón de expectátivas inconclusas a las que se mira mira desde arriba. Ahora, es un momento poco palpable: al mismo tiempo deseas el final, pero también reniegas de él. En definitiva, el temor a lo que no conoces te sostiene en este mundo. Alguna vez, creyendo que aportas a que seamos mejores, con la fe en que puedas dejar una pequeña estela; otras veces es tu miedo a ir al siguiente estadio, el que desconocemos y tememos, el que que te ata a vivir. Siempre, sostienes tu máscara y piensas que puedes hacer que nadie note la soledad que en el fondo, siempre está contigo. Un par se dará cuenta de ello, pero la mayoría comerá, beberá y reirá con el resto del mundo. Sólo tú sentirás que la vida es tan breve y el amor una pequeña anécdota en tu peregrinar, que al final del camino pensarás: "por favor, que no se note todo lo que sentí por ti, porque la soledad de mi destino queda más allá del brillo de tus ojos, casi al borde del mar, donde el río va a desaguar y dice adiós a tus pupilas suaves y dulces. Es tu felicidad la que deseo, sin embargo, la mía queda en suspenso, a veces la reflejan tus ojos tranquilos, otras veces, es alguna otra cosa que no puedo definir, más bien, es algo semejante a el eco de la la luz de tu sonrisa". ¿Puedo ser feliz sin sujeción a ti? ¿Puedo ver un mundo donde tú no estés? La verdad es que no lo puedo imaginar, aunque la vida me demuestre lo contrario. Trataré de que no se note que de verdad me es imposible imaginar un mundo sin ti....
sábado, diciembre 25, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario