domingo, junio 24, 2007

AMORES

Una de las promesas que me hice cuando comencé a escribir este blog fue que jamás escribiría sobre mis amores. Esa es una promesa que pienso mantener por siempre, así que quienes me conozcan y piensen en encontrar alguna pista sobre mis historias más intimas, la mala noticia es que nunca se enterarán por este medio.
¿Entonces por qué el título?
Hay dos razones las que se encuentran estrechamente relacionadas:
1.- Quería escribir sobre algo y no se me ocurría nada.
2.- Esto fue lo primero que acudió a mi cabeza, mientras me tomaba mi café después de almuerzo.
Por ello me he propuesto dejar algunas reflexiones con respecto a este complejo tema .
Creo que el sentimiento del amor es de suma importancia para nuestra vida y es una de las coas que nos distingue de los seres sin conciencia de si mismo. Es el poder decidir que una persona es importante para nosotros, sin importar que es lo que esa persona nos ofrezca a cambio.
Pablo en la espístola de a los corintios habla extensamente acerca de que es el amor. Para mi ese bello párrafo se resume en desinterés y dar sin esperar.
Otro escritor cristiano muy posterior C.S. Lewis nos habla de cuatro amores:
a) Afecto
b) La amistad
c) Eros
d) Caridad
Aún no he encontrado referencias explicitas en Kant acerca de este tema, pero si indirectamente en su sistema moral, donde el amor como otros sentimientos e inclinaciones son de carácter irracional y por lo tanto actuar bajo su influencia es no actuar moralmente (la acción puede que coincida con lo que pide el sistema moral, pero por haber actuado bajo una inclinación irracional, se deja de ser sujeto moral, para pasar a ser objeto de esa pasión). Me parece que en Kant se hace hincapié en tratar de aislar el apego como sentimiento de contemplación de la belleza, del amor como sentimiento moral.
Pero fuera de esas fuentes reflexivas (que por lo demás están ampliamente a disposición de quien lea estas líneas), me caben exponer un par de pensamiento particulares sobre este tema.
Para mi el amor es parte integrante de toda relación humana, indispensable lazo que se tiende a nuestros amigos y familiares y en este sentido me parece parte integrante de la vida de todo ser humano. Ayudar a un amigo, preocuparse por un familiar, sonreír a tu madre o tu sobrino, me parecen aspectos integrantes del ser.

El punto más complejo que acude a mi mente es el del caso de los amores de pareja. No pienso caer en la amarga reflexión de que el amor de pareja es transitorio y queda supeditado al fin de la pasión y a las explicaciones de carácter biológico. Existen por supuesto una infinidad de situaciones que desmienten esas cínicas afirmación, pero también es cierto que dichas afirmaciones no caen sólo de solteros amargados o divorciados heridos, sino que la inestabilidad parece ser una constante en esta clase de sentimientos. Por ello me inclino a pensar que el llamado amor verdadero no es una especie de destino que espera a cada uno (algo que si pensaban los griegos), sino parece ser una búsqueda en la cual uno puede encontrar varias personas que pueden potencialmente satisfacer nuestras expectativas y debe estar abierto a escoger bien y no sólo motivado por inclinaciones. Por cierto que me parece relevante el que debe existir la correspondiente atracción con la persona con la quien uno piensa relacionarse.
Por ello a mi me resulta (ahora después de haber recorrido un buen trecho), una renuncia a ser persona, el negarse a tener un proyecto propio de vida e ir detrás de una persona que sabemos nos hará la vida miserable, eso es dejarse vencer por simples inclinaciones y dejar que un sólo aspecto del ser persona (el amor erótico) condicione el total de mi yo. Para una persona integra es imposible imaginar que las relaciones no se den en planos de igualdad, en que mi bienestar y mi realización personal valgan lo mismo que los de la persona con la que me relaciono. Cuando las condiciones de igualdad no son respetadas y yo mismo pongo mi dignidad por debajo de las del otro, me transformo en objeto de disfrute o de el interés de esa persona, pero ya no me queda claro que exista amor. Y si aun se pensara que ello es posible, es en ese momento en que a uno le cabe demostrar cuan persona es.
Me falta una cosa por agregar, en nuestro cultura existe la creencia generalizada que la realización personal es imposible en caso de no formar familia o casarse. A mi me parece que esa es una afirmación que refleja una honda intolerancia hacia la diversidad de planes de vida. El modelo patriarcal y de clan puede ser el modelo de vida preponderante y el que mayores satisfacciones otorgue a un amplio número de personas, pero los modelos de vida son tan diversos que, afortunadamente, los planes de vida no deben (idealmente) obedecer a patrones impuestos.

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sábado, junio 23, 2007

CORONEL EN INVIERNO


Hoy cuando me estoy congelando en el tercer día oficial del invierno, pasaré una breve revista a mis recuerdos invernales de Coronel. No hablaré de episodios particulares, sino más bien de cosas generales.
Lo primero de lo que habría que hablar es del clima. Allá llueve aproximadamente desde marzo hasta septiembre y las lluvias a veces duran semanas. Recuerdo que hubo ocasiones en que pasaban días para poder salir de casa, había que esperar que bajara un poco el aguacero para poder comprar pan y que los paraguas era bastaste inútiles, debido a las ráfagas de viento.
Como muchos sabrán Coronel esta a orillas del mar y rodeado de bosques (actualmente son de pino, antes de bosque nativo, pero que se le va a hacer), por ello la humedad es monstruosa, allá se debe entrar la ropa antes de las 6 de la tarde, a riesgo de que después de eso quede totalmente mojada. Además en Coronel siempre o casi siempre las noches son muy frías, incluso en verano. A esto se debe agregar que en la ciudad corre un viento que hiela hasta los huesos y que son frecuentes las heladas que dejan blancas las calles y la hierba.
Por estas razones es que la calefacción allá es un tema de cuidado, y que no puede faltar en ninguna casa. Se usa, preferentemente, leña, carbón vegetal y mucho carbón mineral, derivado de la abundancia de pirquenes y antes de las minas. Respecto al carbón mineral, es del caso mencionar que mucho de él se obtenía (no sé si aun es así, yo creo que si) del mar, donde era sacado por los denominados chinchorreros, pero como eso da para un post entero, lo dejaré ahí mientras tanto.
Estas son las contras del invierno en Coronel.
Los pro son varios y tienen que ver con lo que se puede comer en esta temporada, los platos y otras exquisiteces de esta temporada. Así las sopaipillas son las reinas como en todo el país, con la particularidad de que allá no se estila comerlas pasadas. Lo que si se comen pasados son los picarones (especie de roscas blandas y suaves, http://www.coronelb.cl/?p=189). Otra de las tradiciones culinarias de invierno son las castañas y los piñones.
Las castañas son bien conocidas en todo el país (y afuera también), en cuanto a los piñones, son el fruto de las araucarias o pehuen, que se comen cocidos (son muy pero muy duros de cocer, dos o tres horas) y se comen a mano limpia, sin ningún aditivo. Otras curiosidades culinarias de esos lares, propias de esta estación, son los camarones de río o vega (especie de llanos o pastizales, que en invierno se llenan de agua, formándose pequeñas lagunas o charcos), que son más grandes que los de mar y de color plomo. La gente que los saca utiliza para ello una bomba hecha de metal o de PVC, con la que cubre los pequeños agujeros donde se esconden los camarones y los bombean, sacándolos entre el agua y el lodo. Se comen cocidos y con el caldo de su cocción se hace una sopa con harina tostada, cebolla y ají merquen (el merquen es ají cacho de cabra seco y tostado, que es molido, mezclado con semilla de cilantro y sal), este es un caldo capaz de revivir a un muerto.
También en esta época abundan los hongos de toda clase, siendo muy populares los changles, que se comen guisados, con cebolla y ajo, obteniéndose una preparación especial para la once.
Fuera de estas exquisiteces, hay otras como los membrillos que se dan al principio del otoño y las nalcas que se dan más cerca de septiembre.
Así me crié yo y todos los coronelinos, entre lluvia y viento, con mucho frió y humedad, con el rigor del sur, pero con el espacio para disfrutar y para reír entre el silbar del temporal.

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